El “uno para todos y todos para uno” y otras historias de colaboración

Comúnmente esta frase debe su fama internacional a la novela Los Tres Mosqueteros (en francés, Les trois mousquetaires) del escritor Alexandre Dumas (1802-1870).

La novela relata las aventuras de un joven gascón llamado D’Artagnan, que viaja a París para convertirse en mosquetero. Sus amigos Athos, Porthos y Aramis son los que dan nombre a la obra de Dumas y viven bajo el lema “uno para todos y todos para uno” convirtiéndose en un famoso juramento de unión, fidelidad y auxilio mutuo.

En ese mismo siglo XIX también se popularizó en suiza la frase del latín “Unus pro ómnibus, omnes pro uno, en sus versiones alemana, francesa e italiana, tras un desastre meteorológico en 1868.
Las autoridades de la entonces jovencísima república federal suiza lanzaron en todos los medios de comunicación una campaña bajo éste lema, con el objetivo de evocar un sentimiento de unidad nacional, ayuda y sensibilización. 

Tal fue su repercusión entonces, que hoy día se le conoce como lema nacional.
El origen de la frase es incierto. Lo que sí sabemos es que ésta, tan reconocida como inofensiva, esconde tras de sí un mensaje con una repercusión incalculable. “Uno para todos y todos para uno” bien podría aplicarse en pro del entendimiento y la consecución de cualquier objetivo. 

Tras otros eslóganes como “La unión hace la fuerza” encontramos múltiples ejemplos de movimientos organizados que han triunfado, para bien o para mal, acercándose a las masas populares y éstas a su vez, alineándose en su causa.

Si éstas frases las trasladamos al ámbito laboral y más concretamente, a la parcela preventiva, encajan perfectamente con cualquier actuación que hagamos en pro de la protección de la seguridad y la salud de un colectivo: en prevención de riesgos laborales se han adoptado eslóganes como “La prevención es cosa de todos” o “Trabajando juntos para la prevención de riesgos”.

Se use cual se use, a ninguno le faltará razón. El trabajo conjunto (sin obviar un buen liderazgo) optimiza la participación, suma implicación, afianza el compromiso, regenera la creatividad, mejora la comunicación… y asegura la consecución de objetivos.

Para realizar muchas (por no decir todas) de las actuaciones preventivas, se necesita de la participación de todos los agentes implicados, porque colaborando juntos, se logran mayores éxitos.

 Y es que después de más de dos décadas conviviendo con la Ley de PRL, la prevención debería estar asumida, integrada y afianzada en cualquier organización… lo que debería dar pie a la consecución de otros objetivos más ambiciosos: el bienestar y la felicidad en el trabajo.

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