El síndrome de Estocolmo y otros enigmas de la empatía
Estocolmo, 1973. Jan Erik Olsson intentó asaltar el Banco de Crédito de Estocolmo (Suecia) y tras verse acorralado tomó de rehenes a cuatro empleados del banco. La reacción de estos ante su cautiverio (6 dias) fue acuñada por el psiquiatra Nils Bejerot como "Síndrome de Estocolmo", al comprobar como los rehenes protegían y defendían a Olsson.

Uno de los casos más sonados de empatía y sentimiento hacia sus secuestradores fue el de Patricia Hearst, que tras su secuestro en 1974 y a los 19 años de edad, se unió al grupo revolucionario que estaba detrás de su arresto (SLA) y emprendió con estos diferentes robos y actos delictivos.
Actualmente, el síndrome de Estocolmo se entiende como un mecanismo de defensa inconsciente del o de la secuestrad@, quien al no poder responder a la agresión del secuestrador y para mantener un equilibrio psicológico, reprime esta respuesta natural de tal manera que tiende a acumularse y dirigirse en contra de sí mism@... pero, como es posible empatizar con alguien que pone contra las cuerdas tu bienestar, amenaza tu seguridad y altera tu salud?
Empatía es también lo que se espera de los y las profesionales dedicad@s a la prevención de riesgos, gestión de conflictos, mediación, etc. y recientemente se ha considerado fundamental para la prevención de la violencia...
Si bien es cierto que los y las profesionales que cuidan de la seguridad y la salud de los y las demás deben derrochar pragmatismo y creatividad, también deben demostrar sobrada empatía, ponerse en su lugar y ver y sentir las cosas como ell@s.
En definitiva, la empatía puede ser quizá la capacidad de las relaciones interpersonales más importante a la hora de prevenir ciertos riesgos, en especial, riesgos de origen psicosocial y entre estos especialmente, el estrés.
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