La telaraña de la inseguridad



En la década de los 60 apareció por primera vez Spider-Man, creado por Stan Lee y Steve Ditko. De la mano de Marvel, este superhéroe arácnido se convirtió en uno de los más populares y exitosos de la editorial.

En aquella época, los lectores se identificaron de inmediato con Peter Parker, el alter ego de Spider-Man, por su carácter tímido, su inseguridad, su soledad y su escasa capacidad para encajar entre otros jóvenes de su edad.

 Autores como Michele Serra sostienen en sus obras que “los jóvenes de hoy son una especie poco productiva, poco solidaria y menos social” (Los Cansados, la historia de un padre y su hijo adolescente).

Actualmente, que los jóvenes queden fuera de una sociedad que los ha privado de herramientas para incorporarse al mercado laboral, de tener vida propia y en definitiva, de poder escribir su historia es, sobre todo si de éstos depende el futuro, muy preocupante.



No a tod@s les morderá una araña y mutarán hasta convertirse en algo semejante a Spider-Man, por lo que estamos en disposición de afirmar que como en la década de los 60, hoy también es fácil encontrar jóvenes identificados con Peter Parker.



La crisis, las necesidades y por encima de todo las decisiones que se han tomado al respecto han corrompido a los y las jóvenes hasta crear “personas cansadas e inexpertas”. Cansadas de formarse sin poder desarrollarse, cansadas de buscar sin encontrar, cansadas de dar sin recibir… y el tiempo pasa y la experiencia no llega.

La sociedad ha consentido “perder” generaciones de talento humano de incalculable valor, por el mero hecho de no saber gestionar unos recursos y facilitar oportunidades.



En clave preventiva, pese aún poder revertir esta dinámica y salvar todo lo que podamos, resulta insuficiente entrenar perfiles con alta tolerancia a la frustración, acostumbrar a trabajar bajo presión y estar siempre bajo la estela de la incertidumbre laboral.


Todos estos factores (frustración, presión, incertidumbre, inseguridad) entre otros, dificultan desarrollar cualquier actividad y sobretodo emprender, básico en una sociedad avanzada y que presume de conservar a sus talentos.



Ojalá todo fuera “tan sencillo” como saber que pese a ser una persona insegura, tímida y con nulas habilidades sociales, a la hora de ponerme un traje se revierte esta condición y nos transformamos en un@ personaje valiente y que es capaz de enfrentarse y sobresalir ante cualquier “peligro”.

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