iNcertidumbre

Los avances tecnológicos restringen
al ser humano en su toma de decisión, lo que provoca generalmente una mayor
incertidumbre ante cualquier situación.
Por ejemplo, la automatización de un
proceso productivo (que antes concentraba su mayor parte en tareas manuales) impulsará
que haya una pérdida de control de dicho proceso por parte del personal
implicado. Esta “pérdida de control” no hace más que aumentar paralela y
simultáneamente la incertidumbre del trabajador o de la trabajadora, en todo lo
concerniente a su lugar de trabajo y en especial, al resultado del proceso
productivo.
Otro ejemplo de incertidumbre se
produce en carretera, en la conducción, donde se identifican múltiples
elementos que se escapan a nuestra voluntad, conocimiento o control.
El concepto de inteligencia
emocional agrupa al conjunto de habilidades psicológicas que permiten apreciar
y expresar de manera equilibrada nuestras emociones, entender las de los demás,
y utilizar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro
comportamiento.

Todo nuestro pensamiento y
comportamiento está orientado a mantenernos dentro de nuestro “confort
emocional”. Este confort, ligado a nuestra actitud frente una situación de
peligro o incertidumbre generará en nosotros la necesidad de buscar
alternativas seguras, o más seguras.
Por ejemplo, si tenemos que cruzar
una calle abarrotada de coches, optaremos por hacerlo por los pasos de cebra y cuando
el semáforo esté en verde, porque el “miedo” o la percepción del riesgo genera esta
necesidad.
Tras todo esto… ¿podríamos afirmar
que las imprudencias responden algún tipo de perturbación emocional?
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