El cuento de la tarta y el cuchillo

Los informativos se están haciendo eco, en las últimas horas, de una noticia peculiar. "Una niña es expulsada del colegio por llevar una tarta y un cuchillo para cortarla" es el titular más utilizado por los medios que están dando difusión a lo ocurrido.

Los hechos se sitúan en el Distrito Escolar Christina (en inglés, Christina School District), en el estado de Delaware (EEUU). 
Una niña de tercer grado, 8-9 años, ha sido expulsada por un año del colegio por llevar a sus compañer@s una tarta que le había preparado su abuela y un cuchillo para cortarla. El profesor, después de cortarla y repartirla, avisó al director de que la niña poseía un arma peligrosa. El resultado, su expulsión y una polémica asegurada.


Los acontecimientos tienen lugar en EEUU, un país obsesionado con la seguridad pero despreocupado en el control en la posesión y uso de las armas... sean cuales sean estas. Y en uno de los extremos, la niña del cumpleaños.


La Segunda Enmienda (1791) a la Constitución de los EEUU, llamada "Carta de Derechos" fue aprobada, en síntesis, para el derecho a portar armas.

Seguramente, las necesidades y pueblos de 1791 no tienen nada que ver con los actuales. Las leyes que rigen la posesión de armas, son pocas y carecen de exigencias. Casi cualquier estadounidense puede poseer un arma, en cambio, son innumerables los sucesos, desafortunados y desagradables, que piden una mayor regulación en la posesión y el uso de estas... 
La realidad es que un 69% de la población norteamericana confiesa haber disparado alguna vez; y un 47% reconoce tener un arma en su casa, según encuestas de Gallup. 
Así mismo, esta cultura de las armas tiene, en la NRA (National Rifle Association; en español, Asociación Nacional del Rifle) el principal lobby del sector para la defensa de un negocio muy lucrativo, siendo hoy en día la organización con más influencia en el Congreso de los EEUU.

Su estrategia, sencilla: propagar el miedo para que la gente se anime a comprar armas. 
El resultado, alarmante: 300 millones de armas (de fuego) en manos privadas, en un país con casi 314 millones de habitantes, es decir, casi arma por habitante; y lo más sobrecogedor, 30.000 muertes al año -incluyendo unos 14.000 suicidios-.


En Delaware, por ejemplo y en relación a la noticia, existe una ley estatal de tolerancia cero de armas en los colegios (pero no de puertas afuera). La incongruencia radica en querer legislar una sociedad donde hay casi un arma de fuego por habitante, ya que, antes de querer controlar su uso, hay que limitar su posesión.

En EEUU irrumpió y sobrevive hoy, un espíritu de desconfianza hacia el propio Estado que lleva a much@s ciudadan@s a asumir la responsabilidad de proteger a sus familias y bienes.


Erase una vez, en un país muy muy lejano, una niña que para celebrar su cumpleaños llevó a la escuela una tarta que había hecho su abuela...

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