Todos perdemos







La historia nos ha mostrado en sucesivas ocasiones como una disputa, intereses y diferencias pueden ser detonantes de un conflicto bélico… Una y otra vez, los mismos protagonistas pero con diferente nombre, color o forma: “vencedores” y “vencidos”.

En cualquiera de estos conflictos siempre ha habido y hay un denominador común, a la vez que perdedor en cualquier caso, las personas. Todos perdemos.


En los últimos días se habla del conflicto en Ucrania, de la presión rusa y el ejercicio de poder.

¿Cómo es posible que la seguridad de unos se refleje en el temor de otros? ¿Qué papel tienen los organismos supraterritoriales en estos asuntos?






Lo que para unos es una muestra e indicio de preservar la seguridad, para otros son destellos de temor y vulneración de su libertad. Bajo el lema “la libertad de un individuo empieza donde acaba la de los demás”, las ostentaciones de poder terminan por vulnerar la seguridad de quien las sufre, y de quien las ejerce. Todos perdemos.



En todo esto hay una perspectiva tridimensional: un tanque es símbolo de poder, fuerza y seguridad, de su poseedor; es símbolo de temor, peligro e inseguridad por quien se siente amenazado; y es símbolo de coerción y proacción, por parte de quien lo observa.

Es decir, “la seguridad de un individuo empieza donde acaba la de los demás”, allí donde la protección de unos, es la amenaza de otros... pero, ¿Quién es el Juez en todo este asunto? ¿Quién determina dónde acaba y empieza?


No nos equivoquemos, en estos casos, todos perdemos.

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